En un escenario global marcado por la crisis climática y la presión sobre los recursos naturales, la sustentabilidad en la producción de alimentos se ha convertido en un objetivo prioritario.

Sara Alejandra Fuentes

Ingeniera en Biotecnología

La tecnología detrás de las actividades productivas ha tenido que adaptarse a la complejidad e inestabilidad climática que afecta a los cultivos, al ganado y a los espacios designados a estas actividades.

A pesar de esta resistencia y de la mejora continua en sus procesos, los efectos ambientales derivados de la cadena productiva agropecuaria amenazan considerablemente el equilibrio ecológico en los lugares donde se concentra la producción.

Aunque aparentemente sus desechos puedan catalogarse como residuos orgánicos no peligrosos, la realidad es que generan altas cantidades de contaminantes como CO2 y otros gases de efecto invernadero, lixiviados que contaminan cuerpos de agua, acumulación de materia orgánica que afecta la biodiversidad nativa de suelos, ríos y mares, además de la proliferación de insectos y plagas que pone en peligro la sanidad de las personas y animales cercanos a la zona. 

DESPERDICIO ALIMENTARIO

Las pérdidas por el desecho de alimentos que no llegan al consumidor, representan mil 300 millones de toneladas cada año y económicamente suman 936 mil millones de dólares, según un reporte de la FAO del 2024. 

Parte de la gran responsabilidad que el sector agropecuario y de comercialización de alimentos tienen para lograr la sustentabilidad, es su cooperación para ampliar el rango de acceso a los alimentos y reducción del desecho de comestibles tan grande que existe, pues aproximadamente el 34% de la producción agrícola en México resulta en desperdicio.

Los desechos agrícolas van sumándose conforme revisamos las cadenas de producción de alimentos. Desde el momento en el que se establece el cultivo, durante el mantenimiento de este, antes, durante y después de las cosechas existen desechos que se acumulan en los campos. 

Posteriormente, en el proceso de transformación de los alimentos, almacenamiento y envasado, transporte, punto de venta y distribución para los hogares y comercios; se generan la mayoría de los residuos, que en México suman hasta 138 kilogramos per cápita de alimentos desperdiciados e incluso se reconoce que los productos más desperdiciados en México son las verduras, frutas y productos lácteos.

LOS RESIDUOS

Además de la pérdida de productos finales para el consumo humano, existen otros dos tipos de residuos agroindustriales: los primeros son aquellos que directamente provienen de los campos y que pueden emplearse para nuevos procesos, por ejemplo, plantas, hojas, tallos, frutos no aptos para venta, fibras, estiércol, etcétera. De manera tradicional se han utilizado en compostas que mediante fermentación se pueden utilizar como un mejorador de suelo.

Por otro lado, están los residuos que provienen de la transformación de los ingredientes básicos. Incorporar estos elementos como ingredientes en la fabricación de alimentos para ganado y otros animales, resulta económico y puede enriquecer nutricionalmente su dieta. Algunos ejemplos de productos incorporados son aceites, pastas de semillas, pulpas residuales de frutas o verduras, follaje y muchos más ingredientes aptos para los cerdos, aves y ganado.

Hay opciones más avanzadas que la biotecnología ha logrado implementar y un ejemplo son los biocombustibles, que a partir de biomasa, ofrecen alternativas energéticamente eficientes para obtener biodiesel, bioetanol y mezclas de gases. Es un área que por la gran necesidad de transición a energías con menos impacto ambiental, ha estado en auge y perfeccionando su tecnología.

Los biomateriales, tanto plásticos como aquellos destinados a la construcción, son otra opción para incorporar residuos agropecuarios con propiedades que pueden ser beneficiosas para las estructuras y reducir el volumen de cemento o plástico utilizado.

LA REESTRUCTURACIÓN

Además de buscar alternativas para reutilizar, reaprovechar y reducir el desperdicio a nivel individual, debe reconocerse la urgente necesidad de mejorar el modelo productivo y a su vez, promover el consumo responsable. Procurar que los procesos resulten circulares, es decir, uno aprovecha el residuo del otro, lo que puede ayudarnos a disminuir la explotación de los recursos.

Los desechos de esta naturaleza no se reducen a la comida desperdiciada en casa, ni aquellos alimentos caducados en el supermercado, tampoco en los lácteos o verduras que se acumulan en las distribuidoras agrícolas y granjas; esto consiste en un todo. Por este motivo, la sustentabilidad busca soluciones que atraviesen lo ambiental, social y económico, buscando comprender el problema de manera global y humana

Dejar un comentario

©2022 TIERRA FÉRTIL. Todos los Derechos Reservados.

Revista Septiembre 2025

Síguenos en nuestras redes sociales:

Contáctenos:

tierrafertilmex@gmail.com

Aviso de privacidad
Declaración de accesibilidad

©2022 TIERRA FÉRTIL. Todos los Derechos Reservados.