La apertura comercial de México comenzó con el llamado GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio), con el objetivo de promover el comercio internacional…
La apertura comercial de México comenzó con el llamado GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio), con el objetivo de promover el comercio internacional mediante la reducción de aranceles y otras barreras comerciales, en el que México ha estado involucrado desde sus primeras etapas y luego en la Organización Mundial del Comercio (OMC), que sucedió al GATT en 1995 y hoy en día es un miembro activo de la OMC.
No obstante, la real apertura de México se dio con el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, mejor conocido como TLCAN, firmado por Estados Unidos, México y Canadá que entró en vigor el 1º. de enero de 1994.
Su principal objetivo fue eliminar las barreras arancelarias y fomentar el libre comercio entre los tres países, creando una de las zonas de libre comercio más grandes del mundo. En esta negociación, el Consejo Nacional Agropecuario participó activamente en el Cuarto de Junto en todas las Rondas de Negociaciones, cuando en aquel entonces, se pensaba que el sector agrícola mexicano sería desplazado, al ponerlo a competir con los productores de la potencia económica más grande del mundo.
Posteriormente, se continuó con el proceso de apertura comercial de México hacia el mundo y hoy en día contamos con 14 tratados de libre comercio con 51 países que representan poco más del 60% del PIB mundial y un mercado potencial de mil 376 millones de personas.
Siempre he mencionado que para el sector agroalimentario mexicano el mayor beneficio de la apertura comercial es el hecho de que a las empresas y a los productores los hizo más competitivos; se inició un proceso en donde había que competir con calidad, con inocuidad, con eficiencia en los procesos productivos y en los precios de los productos y para ello las certificaciones de calidad, de sanidad e inocuidad fueron fundamentales para conquistar los mercados, y como sector exportador empezamos a crecer, tanto en volumen, como en valor.
Si bien es cierto que por obvias razones de ubicación geográfica y por tener de vecinos a un mercado con alto poder adquisitivo, nuestro porcentaje de exportaciones es de más del 85% para los mercados de Estados Unidos y Canadá, principalmente el primero y hay que señalar que los productos mexicanos se encuentran hoy en día en más de 160 países.


A 30 años de la apertura del mercado con Norteamérica, mediante el hoy llamado T-MEC, el análisis y el resultado para los sectores agropecuarios de los tres países ha sido por demás exitoso: somos mercados complementarios; México exporta en gran medida algunos productos procesados como la cerveza y el tequila, así como frutas, hortalizas y algunos productos cárnicos e importamos de manera muy importante granos y oleaginosas, que principalmente son para el sector pecuario y que en nuestro país transformamos en proteína animal; mientras que también importamos algunos productos cárnicos y procesados.
A inicios de 1994, nuestro sector exportaba alrededor de los cuatro mil millones de dólares y hoy exportamos más de 51 mil millones de dólares y es así como México se ha convertido en el 7º exportador de alimentos en el mundo y el principal proveedor para los Estados Unidos.
Se avecina la revisión del T-MEC para el 2026 y existen elementos que pudiéramos pensar que más que un análisis de este tratado, se puedan abordar algunos temas que han sido sensibles en la relación comercial y ahí podemos señalar el asunto del panel de controversias por el decreto sobre el maíz transgénico, y otros como el energético, el crimen organizado, migración, fentanilo y ahora el ingrediente de la reforma judicial y la desaparición de los organismos autónomos.
Es importante prepararse para que esta relación comercial, no solo permanezca, sino ver cómo se pueda fortalecer; se avecinan elecciones presidenciales en los Estados Unidos y sin duda también esto será un factor determinante en el futuro de esta relación comercial.
Es importante señalar que como región de Norteamérica podemos hablar de que contamos con una seguridad alimentaria; de que somos y seguiremos siendo mercados complementarios; de que nos necesitamos, y que los diferendos que puedan existir no afecten esta relación comercial.
Como Consejo Nacional Agropecuario trabajamos bajo el liderazgo de nuestro presidente del CNA, Juan Cortina Gallardo, con acercamientos y reuniones con nuestros principales socios comerciales, destacando el interés tripartito de fortalecer esta apertura comercial que ha dado grandes beneficios a todas nuestras naciones.