«Mi abuelo solía decir que una vez en la vida puedes necesitar un doctor, un abogado, un policía, y un cura. Pero tres veces al día, todos los días, necesitas a un agricultor».

No es un secreto a voces que el sector primario en México no solo ha sido el más abandonado, sino hasta reprimido y amenazado en éste actual Gobierno como en ningún otro, pues hubo retiro de estímulos a la comercialización de granos básicos (trigo, maíz, frijol y sorgo principalmente), ante una desleal competencia contra las masivas importaciones de alimentos que tienen un precio muy por debajo de su costo real de producción por estar subsidiados en sus países de origen, pese a afectar la producción nacional de granos básicos, carne de cerdo, res, camarón y papa, entre otros.

Tan solo uno de tantos ejemplos: la indiscriminada importación de maíz amarillo de consumo animal por su baja calidad y propiedades, lo utiliza la industria harinera y tortillera en México para consumo humano desplazando al maíz blanco nacional, que es el más apto por su alta calidad y contenido energético, pero lo peor de todo es que, contrario a lo que se debía de esperar, hay un desmedido encarecimiento de la canasta básica como nunca antes se había visto. 

Como ejemplo de la desmedida voracidad sin regulaciones de la industria alimentaria, como intermediaria entre productor y consumidor final, basta un botón: un kilogramo de trigo para elaborar 1.2 kg de tortilla, que pagan al productor a cinco pesos, lo venden al consumidor a 52 pesos el kilo. Descontando ciertos costos de molienda, elaboración, etc. la diferencia sigue y seguirá siendo abismal y los principales afectados, como siempre, somos los productores y el consumidor final.

El Gobierno y mucha gente ignora la importancia de los granos básicos, ya que no solo se limitan a la producción directa de alimentos como tortillas, pan, galletas, pastas, etc. sino que son la principal fuente de la alimentación y base de proteínas para el sector pecuario, convirtiendo los granos en carne de res, cerdo y derivados como jamón, tocino, chicharrón, manteca, etc., leche y sus derivados como mantequilla, queso, crema; pollo, huevo, etc., complementando así gran parte de la canasta básica y la dieta de los mexicanos.

EL MUNDO tiene trigo para 10 semanas, alerta Sara Menker, directora general de la empresa de análisis agrícola Gro Intelligence, al citar que los inventarios están entre el 33% y 20% por la sequía mundial y la guerra ruso-ucraniana.

Al permitir las importaciones masivas sin el más mínimo control e inspección sanitaria de productos de dudosa calidad, se pone en riesgo la inocuidad y sanidad del campo mexicano y por ende lo más preocupante es el atentado a la salud de los consumidores.

El tema de salud también fue un cero a la izquierda en la actual administración, al igual que el tema de la inseguridad, la que, para colmo, afecta sobremanera a los productores de aguacate de Michoacán y a otros productos, importaciones que llegan a precios por debajo del costo de producción, causando quebranto y deserción de productores y encareciendo como nunca sus productos y alimentos, con su impacto final al consumidor.

¿Qué sigue? Está por llegar un nuevo Gobierno, que, aunque emanado del mismo sistema y partido, está conformado por gente mucho más preparada, como la misma virtual presidenta electa y al parecer con cierta apertura en cuanto al tema de la problemática del campo, lo que percibimos quienes participamos recientemente en la reunión convocada por el Consejo Nacional Agropecuario (CNA), el pasado miércoles 17 de julio, con el próximo secretario de Agricultura, doctor Julio Berdegué Sacristán.

Uno de los temas abordados fue el de apoyo e impulso a sistemas de riego presurizados para el uso eficiente del agua, cada vez más escasa, entre otros temas. Es un nuevo Gobierno al cual considero que nosotros, como productores agrícolas, le debemos dar el beneficio de la duda, privilegiando el diálogo.

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