
Ing. Luis Fernando Haro Encinas
Director General Consejo Nacional Agropecuario
La papa es un ingrediente fundamental en muchos platillos tradicionales mexicanos, lo que resalta su importancia cultural; asimismo la producción de papa en México es de gran importancia tanto económica como social, pues es uno de los cultivos principales en la producción de alimentos en nuestro país, al ocupar el 5º lugar en producción agrícola, superada por el maíz, avena, sorgo y trigo, pero como hortaliza, en volumen ocupa el primer lugar.
Son 22 estados en México en los que ocho mil 700 productores cultivan este tubérculo, para lo cual se destinan poco más de 60 mil hectáreas con una producción anual de 1.9 millones de toneladas, que representan un valor de más de 16 mil millones de pesos.
Los principales estados productores son: Sonora, Sinaloa, Estado de México, Veracruz, Nuevo León y Puebla que representan el 79.5% del total de la producción nacional y de la producción total se destina el 56% al mercado en fresco, el 29% a la industria y el 15% se utiliza para semilla.
La producción de papa en nuestro país genera, siete millones de jornales, 17 mil 500 empleos directos y 51 mil 600 indirectos.
Una de las características que distingue a la papa mexicana, es que se cosecha todos los días del año y ofrece al consumidor un alimento fresco, recién cosechado; además de su sabor, es la calidad y sobre todo su inocuidad, que a través del tiempo han protegido en conjunto con la autoridad, en este caso con la Secretaria de Agricultura y Desarrollo Rural a través del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA), en coordinación con los productores de papa y sus organizaciones.
Existe una organización muy representativa de este importante cultivo que es la Confederación Nacional de Productores de Papa de la República Mexicana, (CONPAPA), que fue creada hace 36 años para representar y defender los intereses de los productores ante diferentes instancias nacionales e internacionales, públicas, privadas y gubernamentales.
Su constitución abrió la posibilidad de participar en una negociación que protegiera los intereses de todos los productores de papa de la República Mexicana, que desde hace algunos años se han visto amenazados por la posible introducción de plagas y enfermedades cuarentenarias que no existen en nuestro país, ante la importación de papas producidas en los Estados Unidos, en donde estas plagas y enfermedades están presentes.

Durante muchos años se prohibió el ingreso de papa a México fuera de una franja fronteriza delimitada y posteriormente, después de varias negociaciones, se acordaron condiciones fitosanitarias para el ingreso de papa al territorio nacional bajo el cumplimiento de un plan de trabajo y un protocolo que establece un listado de ciertas plagas cuarentenarias para la franja fronteriza y otras para todo el territorio nacional, además, determinaron siete aduanas autorizadas para su importación y otras medidas como diagnósticos fitosanitarios, el empaque de la papa importada, el etiquetado y otros requisitos.
Con la apertura de las papas importadas al interior del país se están presentando algunos problemas de incumplimiento por parte de Estados Unidos de los planes de trabajo y protocolos establecidos.
Existe una gran preocupación de los productores de papa nacionales y de la organización CONPAPA por la posible contaminación y/o el ingreso de plagas y enfermedades que no existen en nuestro país y que afectarían de manera muy importante a la planta productiva nacional y a otros cultivos como el jitomate y chile, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria mexicana, ya que se han encontrado evidencias de papas con presencia de brotes, de ventas a granel sin los empaques correspondientes; en tanto que han encontrado, mediante análisis de laboratorio, la presencia de plagas y enfermedades o de papas importadas que no cuentan con el certificado sanitario -o está incorrecto-, y otros incumplimientos.
La importancia económica y social que representa la producción de papa en México no se puede poner en riesgo, ya que por una parte afectaría la seguridad alimentaria y por otro lado causaría fuertes impactos en miles de productores, de familias y de trabajadores que viven de esta actividad y sobre todo la afectación que pudiera darse a la población en general y en poder garantizar el abasto de papa de calidad e inocuidad a precios accesibles para todos.