Ante las sequías recurrentes en el noroeste del país, cultivos como el cártamo representan una alternativa viable para productores que buscan sembrar con poca agua
Por Amado Vázquez Martínez
El cártamo es una oleaginosa de gran valor agrícola e industrial para México, especialmente en regiones del noroeste como Sonora y Sinaloa, donde la sequía y condiciones climáticas extremas requieren muy poca agua para producir el grano, por su fácil cultivo, por su adaptabilidad y por su demanda para producir aceite comestible y otros subproductos de alto valor en el mercado industrial y alimenticio.
Aunque México solo abastece el 80.3% de las necesidades internas, el cártamo es un producto agrícola casi desconocido incluso para muchos agricultores, pese a que de la semilla se obtiene aceite comestible de alta calidad por su bajo contenido de grasas saturadas, especialmente de ácido linoleico.
PRODUCTO VALORADO
Esto lo convierte en un producto muy valorado en la industria alimentaria y farmacéutica, aunado a que la pasta residual se utiliza como forraje para ganado, dado su alto contenido proteico, y como insumo en la fabricación de harinas proteicas para alimentación animal, además de ser usado en pigmentos industriales y alimenticios, así como para producir biocombustibles.
Estas características posicionan al cártamo como un cultivo de doble valor: agrícola e industrial, además de ser una alternativa viable para pequeños y medianos productores de zonas de temporal o riego limitado.
El cártamo es originario de la región comprendida entre Asia Occidental, India y el noreste de África, donde era utilizado desde hace 4 000 años, como en Egipto, donde lo usaban como colorante para textiles y rituales funerarios e incluso en la tumba de faraones como Tutankamón, se han encontrado rastros de flores de cártamo.
Este cultivo fue importante en la India y Mesopotamia para elaborar tintes, como alimento y en la medicina tradicional; en cuanto a su llegada a América, arribó tras la conquista española y hasta el siglo XX destacaron en su producción y consumo México, EE. UU. y Argentina.
EL CULTIVO
Para conocer el método de cultivo de este grano (Carthamus tinctorius L.), dialogamos con el agrónomo y agroproductor Jorge H. Castro Campoy, reconocido agricultor de Sonora: «Soy tercera generación de productores de esta parte de México, del Valle del Yaqui en el noroeste de México».
«Yo soy oriundo de esta región y tengo aproximadamente treinta años continuando la actividad que inició mi familia a principios del siglo pasado cuando se abrió este valle a la agricultura», dice el férreo defensor del sector agrícola, que además tiene una empresa agrícola familiar dedicada principalmente a producir granos y hortalizas.
«De los granos que producimos en esta parte de México están el trigo, el maíz, el garbanzo, el cártamo y el brócoli; además producimos y exportamos maíz dulce y espárragos a los EE. UU.».
«La problemática que tenemos en el noroeste es la sequía muy fuerte, con las presas al 13% y en la temporada de lluvias esperamos en Dios una buena recuperación de nuestras presas que nos permitan enfrentar un poco los daños por la sequía».
Y hablando de cultivos de baja demanda de agua, uno de los más importantes es el cultivo del cártamo y también el garbanzo, los cuales produce, pero ante la escasez de agua durante la temporada otoño-invierno únicamente cultiva maíz dulce y cártamo.

«Ante la limitante del agua, tanto el garbanzo como el cártamo pueden cultivarse porque solo tienen una demanda de líquido de unos tres millares por hectárea «y si tú los estableces con el riego presurizado, usas menos agua»: Agrónomo y agroproductor Jorge H. Castro Campoy
REQUERIMIENTOS DE AGUA
Explica que ante la limitante del agua, tanto el garbanzo como el cártamo pueden cultivarse porque solo tienen una demanda de líquido de unos tres millares por hectárea «y si tú los estableces con el riesgo presurizado, usas menos».
«Con esos tres mil metros cúbicos puedes tener un excelente resultado de producción, pero no todo mundo tiene riego tecnificado, porque la mayoría de los agricultores siembran con los métodos tradicionales, como riego rodado».
En el noroeste estos cultivos corresponden a la temporada otoño-invierno porque los siembran en zonas semidesérticas debido al bajo consumo de agua en la temporada invernal y no en el temporal lluvioso de julio a septiembre porque las lluvias son escasas y erráticas.
Explica que el cultivo del cártamo requiere una pequeña lámina de agua de entre tres mil a cuatro mil 500 metros cúbicos por hectárea y en el caso del cártamo, «sí me resulta una excelente opción por su capacidad de producirlo solamente con dos riegos de auxilio ».
«Hemos llegado a producir entre dos toneladas y media, a tres toneladas y media porque es un cultivo sencillo, no necesita mucha inversión ni cuidados; por ejemplo, en la fertilización aplico únicamente como 150 unidades de nitrógeno y podemos tener 50 unidades de fósforo.
PREPARAR LA TIERRA
El cártamo es un cultivo noble y sumamente adaptable a diferentes sistemas de siembra y puede realizarse en camas de 60 centímetros a un metro a cielo abierto: «Es un cultivo -voy a decirlo fuerte-, sumamente rústico, de mínima labranza de conservación y su único problema o la limitante es que sí es susceptible al mal manejo del agua porque puede afectar a la raíz».
«Una de las condiciones muy importantes es un excelente manejo del agua de riego, que obviamente en el riego rodado es donde se complica un poquito y el agricultor se tiene que poner muy abusado».
Añade que no requiere ningún tipo de terreno específico para la siembra y particularmente en su caso siembra en terrenos arcillosos, pero también puede obtenerse en terrenos de aluviones con dos riegos de auxilio, como en su caso.
RIEGOS Y CUIDADOS
«El primer riego de auxilio se da aproximadamente a los 40 días después de la siembra y el segundo riego se lo damos 25 días después, como lo realizan el 90% de los productores que pueden tener interés en sembrar en condiciones normales, aunque con riego presurizado es otra técnica».
En la preparación del terreno previamente se deben dar un par de rastras y para la presiembra apunta que aplican el 100% el nitrógeno -150 unidades dependiendo del análisis de suelo-, y 50 unidades de fósforo.
Con respecto a la densidad de las semillas, es de entre 14 y 18 semillas por metro cuadrado, que en kilos por hectárea suman más o menos unos 10 kilos y cita que la dotación de la semilla la aporta una empresa específica que le compra la cosecha.
«Ellos tienen sus propias semillas que les interesa para obtener el tipo de aceite que quieren y en este caso obtienen el producto denominado “aceite oleico”, más saludable, causa por la cual la empresa compradora determina el tipo de semilla que siembro».
Tal semilla es producto de mejoras genéticas realizadas a su vez por una empresa semillera norteamericana que abastece a la compañía a la que vende su producción cíclica.

CULTIVO RESILIENTE
«La planta es aguantadora, es un cultivo de invierno», cita, para añadir que en la región donde la siembra, durante todo el ciclo, tienen unas 400 horas de frío»; es una planta que requiere un balance entre temperatura y humedad.
Una vez que la plantita brota y durante todo el ciclo es necesario atender el tema de control de malezas y plagas, cita, a lo que añade que «tenemos que estar muy pendientes con las chinches y con la nueva plaga del gusano barrenador del tallo».
«Esta plaga es nueva en la región, tiene apenas entre uno y dos años; además hay que estar al pendiente de que no afecten a la planta enfermedades fúngicas ya conocidas como la cenicilla o la roya, pero las nuevas variedades de semillas ya las resisten» y de requerirse, se aplican algunos protectores de cultivo.
LA COSECHA
Expone que cuando la planta está en crecimiento vegetativo, tras los dos riegos, comienza a florear si todo marcha bien con el control de plagas y enfermedades, así como la nutrición, pasos necesarios para garantizar una buena cosecha.
La trilla o cosecha se da en unos 130 días y se realiza con maquinaria con bancos convencionales, sin realizar ningún ajuste especial, con el banco normal, porque la planta alcanza entre uno y medio o bien, casi dos metros de altura.
«Mis cártamos generalmente alcanzan el metro cincuenta, cultivo que no tiene merma y que es sumamente fácil», expone el agricultor experto en el tema de garbanzo y cártamo al detallar que la trilladora coloca la semilla cosechada en camiones que la llevan a la empresa aceitera que le compró bajo contrato a 450 dólares «y el precio se me complica más con el tipo de cambio bajo».
En su abanico de opciones de cultivo dice que podría sembrar maíz, garbanzo, cártamo y en el caso de este último lo hace por la necesidad de no tener las tierras ociosas, aunque las ganancias son mínimas debido a la escasez de agua.
Comenta que para lograr algún margen de utilidad es necesario cuidar los costos de producción. La inversión en el costo-cultivo, a 450 dólares la tonelada, requiere de al menos 2.6 toneladas por hectárea para salir prácticamente «a mano» con los costos de producción.
LOS RETOS
Jorge Campoy sostiene que hace falta más financiamiento al campo para que los agricultores puedan salir adelante: «Estamos en un abandono total del campo mexicano y en este contexto, en épocas de sequía, cultivos como el cártamo, de baja inversión, son una alternativa viable para los agricultores».
«Yo siembro maíz dulce porque tengo un contrato con una compañía americana que me lo compra y la gran verdad es que no estoy en el juego del precio de mercado» en el caso de este cultivo, pero en el caso del cártamo el reto es utilizar menos agua e insumos.