
Por Andrés Canales Leaño | Director General
El campo mexicano enfrenta hoy dos desafíos que, más allá de las cifras y los sectores productivos involucrados, ponen a prueba la capacidad de diálogo, cooperación y sensatez entre México y Estados Unidos: la imposición unilateral de un arancel del 17.09% al tomate mexicano y la prohibición temporal de exportación de ganado bovino en pie, derivada del rebrote del Gusano Barrenador del Ganado (GBG).
Ambos temas impactan directamente a miles de productores y trabajadores del campo, pero sus efectos alcanzan a toda la sociedad porque detrás de cada kilo de tomate o de cada cabeza de ganado están las manos de campesinos, jornaleros, ganaderos y empresarios que generan miles de empleos formales en el campo y la agroindustria.
Y porque cuando se bloquean las exportaciones legales –como hoy ocurre–, se abren peligrosas ventanas al mercado negro, la triangulación y el tráfico ilegal de productos agropecuarios, con sus ya conocidas consecuencias económicas y sanitarias para ambos países.
México exporta más de dos millones de toneladas anuales de tomate fresco, generando más de tres mil millones de dólares y empleando a más de 400 mil trabajadores y en paralelo, la exportación de ganado en pie a Estados Unidos ha representado históricamente un negocio de más de 800 millones de dólares anuales, beneficiando a pequeños y medianos ganaderos del país.
Si alguna de esas cadenas se detiene, las consecuencias serían un gran reto para la economía no solo del campo, sino para la del país, pues dejarían de producirse insumos para ambos sectores, con todo lo que ello conlleva para grandes, pequeños y medianos agroproductores, transportistas, laboratorios, etc.
Son dos sectores emblemáticos, reconocidos por su calidad sanitaria y productiva, y que han construido su prestigio en décadas de trabajo conjunto entre productores, autoridades y organismos de certificación.
Además, gracias al gran trabajo coordinado entre SENASICA y el sector agroproductivo nacional, México forma parte del top ten mundial en salud fitozoosanitaria, lo que nos permite exportar alimentos a más de 52 países. Este liderazgo no debe ponerse en riesgo, pues es una de las principales llaves que abre los mercados internacionales y consolida a nuestro país como potencia agroexportadora.
Hoy no es momento de buscar culpables ni de caer en confrontaciones estériles. Es momento de encontrar soluciones reales y duraderas como apostar por el diálogo directo y el establecimiento de acuerdos comerciales y sanitarios claros; fortalecer a SENASICA, no solo en presupuesto, sino en capacidades técnicas y tecnológicas para la vigilancia y atención inmediata de brotes sanitarios y reforzar la vigilancia en la frontera sur, evitando el tráfico ilegal de ganado que compromete los logros de años.
Además, debemos pugnar porque las empresas comercializadoras y cadenas de suministro privilegien la compra del ganado mexicano, apoyando a los productores nacionales en estos momentos críticos en las que vemos grandes importaciones de ganado centroamericano.
El campo mexicano no necesita discursos vacíos, sino acciones concretas y voluntad compartida porque defender a nuestros productores es defender la economía, la seguridad alimentaria y el bienestar de México.
Las manos de nuestros campesinos, curtidos por el trabajo diario en el campo, tampoco necesitan de señalamientos infructuosos, sino de soluciones a estos y otros problemas que se han acendrado con el tiempo y que amenazan con convertirse en una bola de nieve que puede afectar aún más la agroproducción nacional.
Todos los sectores, cada uno en su trinchera, desde nuestros campesinos, las universidades, la sociedad civil y el gobierno necesitamos aportar soluciones atinadas que permitan el resurgimiento de nuestras exportaciones en condiciones aceptables para Estados Unidos y para México.
La diversificación de nuestros mercados –como ya lo hemos señalado en reiteradas ocasiones–, y la aplicación de las nuevas tecnologías «verdes» son la llave que nos puede ayudar a no poner los huevos en una sola canasta y para lograrlo todos somos corresponsables, para el bien de nuestra querida patria.


