Actualmente, menos del 10% de la producción se destina a la producción de derivados de la fruta fresca, como es el guacamole, el aceite y la fruta congelada
Por Yanmei King Loeza | Q./Apeajal
Aunque las actividades agrícolas actuales tienen un gran impacto sobre la economía, que según el Banco Mundial considera que contribuye con el 4% del producto interno bruto (PIB) y en algunos países hasta con el 25% , cada vez más hay necesidad de incorporar prácticas sostenibles que representan un reto para los productores tradicionales e intensivos.
Sin embargo, con los fenómenos climatológicos y sociales que pueden afectar a la producción de alimentos, lentamente las ideas basadas en el uso eficiente de recursos y reducción de los desperdicios permean en la cultura agrícola, modificando técnicas e introduciendo tecnología.
Un paso importante dentro de toda industria agrícola es la transformación de la materia prima, ya sea por un proceso físico o químico para generar valor agregado, este tipo de emprendimientos alrededor de la cadena productiva, permite en palabras de algunos autores generar riqueza, desarrollo social, además de ser una práctica ligada al desarrollo sustentable.
Ante la aparente bonanza que produce la venta de productos en fresco como es el caso del aguacate, es fácil perder de vista los beneficios de transformar el producto, sin embargo, en 2013 un estudio realizado por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey y el Instituto Politécnico Nacional en Sinaloa, mostró que en zonas de producción agrícola de baja industrialización se observaba una baja en el sueldo promedio de empleos formales.
Además, detectaron que la venta masiva de productos ocasionaba oferta temporal mayor a la demanda, lo que terminaba por impactar los ingresos de los productores, además de que la escasez de productos con valor agregado limita a los productores el acceso a mercados más dinámicos.
VALOR AGREGADO
La finalidad del valor agregado es satisfacer y superar las expectativas de los consumidores con respecto a la materia prima y hay varias estrategias para aumentar el valor productivo, como son las encaminadas a hacer transformaciones en los productos o servicios, las de diversificación de actividades agropecuarias y las de aumento en eficiencia de postcosecha, la cual revaloriza los subproductos.
A pesar de que la industria del aguacate de Jalisco representa un campo experimental sin explorar para la implementación de estas estrategias, actualmente menos del 10% de la producción se destina a la producción de derivados de la fruta fresca, como es el guacamole, el aceite y la fruta congelada.
En Jalisco algunos empresarios se han atrevido a realizar esta transformación casi tradicional del aguacate, actividad que a veces es vista con recelo, ya que se considera que estos productos encuentran una gran competencia con la misma fruta en fresco.
Sin embargo, considerando las propiedades nutracéuticas del aguacate, considerado un superalimento, cabe esperar que estas propiedades intangibles sean explotadas por la industria, abriendo la puerta a nuevas formas de llegar a los consumidores y a otro tipo de agroindustrias poco exploradas.

ECONOMÍA CIRCULAR
El uso de residuos de alimentos en la agricultura ha sido una posibilidad: desde la elaboración de compostas, jabones y perfumes, hasta la extracción de pectinas usadas con frecuencia en la elaboración de alimentos y que tienen un alto valor comercial; su uso es una práctica amigable con el medio ambiente y genera una nueva industria alrededor de la cadena de producción primaria.
Sin embargo, para explotar el potencial de los residuos, como en el caso del aguacate, hace falta investigaciones para explorar las características de los desechos y convertirlos en un producto de utilidad: algunas investigaciones permitieron fabricar cubiertos utilizando como materia prima la semilla del aguacate, con la que también elaboraron alimento para cerdos, entre otras transformaciones deseables-.
El potencial para incluir los residuos del aguacate dentro de la química fina, que por medio de varias etapas puede producir moléculas de interés, abre la puerta al desarrollo de nuevas tecnologías como la nanotecnología en la agricultura.
LA NANOAGRICULTURA
En los últimos años se ha escuchado mucho sobre el uso de materiales nanoestructurados, más allá de las estrategias de marketing que nos aseguran que casi cualquier cosa contiene nanopartículas.
Hoy en día existe un gran interés en el desarrollo de materiales a escalas atómicas, objeto de estudio de la nanotecnología, la cual se encarga del estudio, control y manipulación de materiales a nivel de moléculas y átomos; esta corriente se ha vuelto muy interesante debido a que los materiales a esa escala tienen propiedades distintas y de mucha utilidad.
Los avances en nanotecnología han permitido el desarrollo de mejores semiconductores que utilizamos en novedosas piezas electrónicas, en fungicidas e incluso en la fabricación de objetos con propiedades ópticas o con mayor durabilidad.
En la agricultura, la nanotecnología cada vez más desempeña un rol más importante, tanto en las estrategias de biorremediación, como en el diseño de nanosensores específicos que permitan monitorear la composición del suelo y nanoplaguicidas altamente específicos y de baja toxicidad.
Además, algunas compañías han comenzado a producir nanofertilizantes que aún con ciertas desventajas, tienen mayor poder de penetración, requieren menor cantidad, estimulan procesos biológicos y son amigables con el ambiente, además, también se pueden incluir biosensores que permitan conocer el estado del suelo y el metabolismo de la planta.
NANO PARTÍCULAS DE AGUACATE
Sin embargo, la industria química, al igual que la agricultura, trata de que sus métodos se vuelvan más «verdes», reduciendo la utilización de sustancias contaminantes o tóxicas, de ahí el interés de usar plantas o bacterias para obtener moléculas útiles
Es ahí donde aparece el aguacate, conocido entre los círculos científicos por la gran cantidad de moléculas activas, entre los que se encuentran azúcares específicos, pigmentos, antioxidantes con propiedades antitumorales, antifúngicas y antibacteriales; equipos de investigación recientemente han utilizado diversas partes de este interesante cultivo para la síntesis de nanopartículas.
El uso de hojas de aguacate para producir compuestos antimicrobianos puede representar una opción interesante para la elaboración de fungicidas más amigables con el ambiente. Se ha observado que las nanopartículas de plata tienen efectos fotovoltaicos, lo que podría aumentar la eficiencia de las celdas solares.
Por otra parte, la semilla de este fruto o hueso, se ha utilizado en la síntesis de partículas de oro con propiedades biológicas aprovechables, lo que no sólo es aplicable en el campo de la medicina, sino en la fabricación de biosensores que hacen que los procesos agrícolas sean medibles y más inteligentes.
La nanotecnología se entiende en el mundo y está en muchas empresas manufactureras de productos nanoparticulados y de alto valor; es innegable que el desarrollo de la agricultura sustentable requiere del uso de tecnología y que más que incluir tecnología desarrollada a base del producto de baja calidad, podría dar a los productores un mejor precio y una alternativa a la comercialización en fresco.
Para que esto suceda, es importante que los productores participen de manera activa en estos procesos para que sean beneficiados ampliamente, que se adentren en las tendencias sociales y tecnológicas actuales, previendo así los cambios en los patrones de consumo para detectar grandes cambios en los consumidores, ya que estos pueden originar cambios en los mercados.
La nanotecnología en la industria agrícola y sobre todo en un producto tan rico en moléculas activas como es el aguacate representaría un salto tecnológico que pondría a la industria del aguacate en nuevos mercados especializados y que beneficiaría ampliamente a toda la región.

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