

Ing. Luis Fernando Haro Encinas
Director General
Consejo Nacional Agropecuario
Como cada año y como parte del Paquete Económico 2024, el Ejecutivo Federal turnó a la H. Cámara de Diputados su Proyecto de Decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el 2024; en este documento se establecen los montos y las prioridades que representa para el Ejecutivo Federal en los diferentes rubros los recursos que habrá que destinar el siguiente ejercicio.
Sin duda el enfoque en este último año de Gobierno en este proyecto de presupuesto se refleja la prioridad a los programas sociales y a garantizar los recursos para las obras prioritarias de esta administración como lo son el tren maya y la refinería dos bocas.
En el proyecto del PEF 2024 se propone un gasto total del gobierno gederal de 9.066 billones de pesos, 9.2% superior al aprobado para el 2023, que ascendió a 8.299 billones, equivalente a 766.4 miles de mdp adicionales; para el Programa Especial Concurrente (PEC): 440.6 mil mdp, un 9.0% mayor al aprobado el 2023, que ascendió a 404.1 miles de millones, equivalente a un aumento de 36.4 mil mdp.
En lo que respecta al campo se propone para la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) un monto de 74.1 mil mdp para el 2024, superior en 5.1% respecto al presupuesto aprobado para el 2023 de 70.5 mil mdp.
Se mantienen en la Secretaria que atiende al campo los programas prioritarios del actual Gobierno como son el de Fertilizantes, Producción para el Bienestar, Precios de Garantía a Productos Alimentarios Básicos, Apoyo a la Adquisición de Leche, Abasto Rural a cargo de DICONSA, Fomento a la Agricultura, Ganadería Pesca y Acuicultura (Bienpesca) y Abasto Social de Leche a cargo de LICONSA, a los cuales se les asignó un incremento del 4.8% en su presupuesto y que va dirigido a muy pequeños productores, los cuales son más orientados a apoyos sociales, asistenciales y clientelares, más que a aquellos que fomenten la producción y productividad.
Si queremos lograr la autosuficiencia alimentaria en algunos productos básicos, como ya ha sido señalado como un objetivo de este Gobierno, es necesario reorientar los programas para elevar la productividad y apoyar a todas las y los productores, sean pequeños medianos o grandes, al final todos son importantes y compiten con productores de otros países que sí reciben grandes apoyos y dar certidumbre a la producción doméstica de alimentos, para ello es necesario restituir los programas de apoyos a la comercialización, de ingreso objetivo, apoyo a coberturas, al seguro agropecuario y fomento al financiamiento.
México es una potencia mundial en la producción de alimentos ocupando el 11º lugar y el 7º como exportador, por lo que es fundamental fortalecer de manera muy importante los recursos que se destinan para el programa de sanidad e inocuidad agroalimentaria, el mantener el estatus fitozoosanitario con el que cuenta nuestro país, que permite seguir produciendo alimentos para toda la población y que a su vez permite tener un pasaporte abierto en la mayoría de los mercados internacionales.


El Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA) llegó a tener un presupuesto de poco más de cinco mil 100 millones de pesos, pero hoy se proponen tres mil 505 mdp, lo cual es ilógico desde el punto de vista de lo que debería tener la producción de alimentos y de que la producción ha seguido creciendo año con año.
Otro de los puntos fundamentales para el desarrollo de nuestro país, es el tema del agua; el sector agrícola es el mayor usuario de este vital líquido, por lo que se deben de restituir los programas de apoyo para la tecnificación del riego y de infraestructura hidroagrícola y ello verse reflejado con recursos de apoyo y financiamiento para hacer más eficiente y productivo nuestro campo.
Tenemos un gran potencial para poder incrementar la producción de alimentos, pero sin duda se requiere de una nueva política que la incentive y la promueva, dentro de la cual se busque que las acciones que se definan tengan una visión de cadena productiva, desde la producción hasta el consumidor; que realmente se consideren todos los eslabones de esta cadena para que se pueda cumplir con el objetivo de producir alimentos de manera suficiente y asequible, con calidad e inocuidad.
Por otro lado, todas las políticas, acciones y programas que se establezcan deberán de promover el desarrollo sustentable; no puede haber producción que no esté ligada a la eficiencia en el manejo de los recursos naturales y el cuidado del medio ambiente; hoy se convierte en una condición indispensable, que debe ser parte de la nueva política pública a desarrollar.
Es necesario estructurar un nuevo modelo de política pública para el sector agroalimentario mexicano que refleje la prioridad que debe de tener la producción y quienes producen; son elementos fundamentales para poder atender la creciente demanda de alimentos y enfrentar el reto de una posible crisis alimentaria a nivel mundial.
No debemos esperar a que esta crisis nos alcance, sino establecer acciones en el corto plazo que puedan dar certidumbre y rumbo hacia un sector agroalimentario más productivo, sustentable e incluyente.
Está en manos de los diputados de la LXV Legislatura buscar aprobar mayores recursos y restituir los programas que realmente son prioritarios y necesarios para el campo, un campo que no tiene colores, ni partidos, pero que sí cuenta con productoras y productores que tienen memoria de quienes realmente velaron o no por sus intereses.




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