La SADER Jalisco apoya a productores del grano originario de México mediante la asesoría de extensionistas que visitan las regiones maiceras de la entidad

Guadalajara, Jalisco, a 18 de marzo de 2021.- Los maíces nativos mexicanos, como es el caso de los que están presentes en el medio rural jalisciense, han dado muestra de su importancia y resiliencia en situaciones adversas, no solo como ejemplos de la bioversidad, sino como factores de productividad e ingreso para sus productores.

Por tales motivos, son objeto especial de promoción a través del Programa de Extensionismo de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER Jalisco).

La extensionista Christian Ortiz Navarro refirió que su reciente experiencia con agricultores maiceros en las comunidades de El Salvador y San Simón, en la Región Valles, dejó resultados satisfactorios en el uso de los germoplasmas de los granos criollos en favor de los productores que los utilizan con paquetes tecnológicos inducidos bajo este esquema.

Puso el ejemplo del grano blanco, conocido como hojero, el cual trae varios beneficios a los maiceros de la comunidad de El Salvador, donde este material genético ayudó a los agricultores: «Les dio forraje, les dio rendimiento en grano y les dio hoja de tamal. Entonces ahí tenemos tres aspectos muy importantes para ellos. Se les dio la capacitación para que ellos pudieran bajar los costos de sus insumos».

La agrónoma destacó que el papel de los extensionistas en su trabajo con productores que recurren a los granos nativos, es darle un plus al uso de estos materiales con un enfoque sustentable, de modo que se utilicen insumos amigables con el ambiente o por lo menos de impacto reducido.

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En varias regiones de las zonas rurales de Jalisco, la venta de hojas de maíz para los tamales dejan ingresos de 20 mil pesos por hectárea, ganancia muy por arriba de los cuatro mil pesos de  la venta del grano.

Adujo que afortunadamente el mercado regional concede un sobreprecio a varios de los maíces nativos, entre los que figuran los de colores, dado que mientras que los granos convencionales híbridos, tanto blancos como amarillos, se pagan de cuatro a 4.50 pesos el kilogramo al iniciar las cosechas, a los nativos se les paga entre 13 y 18 pesos el kilogramo.

Habló también de otra experiencia en comunidades del municipio de Tlajomulco, como en La Cañada, Lomas de Tejeda, Cuexcomatitlán y San Miguel Cuyutlán, en tierras de desmontes en algunos casos.

Un ejemplo del éxito del maíz criollo de color en las tortillas se tiene en el municipio de Tuxpan, donde el kilogramo de tortilla de color o el llamado maíz blanco de ocho carreras, se cotiza 40% arriba del grano híbrido.

El sabor de la tortilla de grano criollo se distingue en diversos platillos que llevan maíz, desde el pozole hasta los tradicionales tacos de la estación o el mole (de pollo) conocido como cuachala, de grata memoria en la narrativa de Juan José Arreola.

Entre los maíces nativos de Jalisco figuran el rojo, negro, morado, tinto, colorado, amarillo, canelo, grano de Granada, ahumado, tampiqueño, tampiqueño negro, urapeño, Tuxpeño blanco, pozolero, maicita, guino delgado, blanco de ocho, rayado, diente de ajo y diente de tejón, entre otros, ya que México es el centro del origen del maíz con 60 razas identificadas de maíces nativos.

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